Una de mis prácticas favoritas es, de vez en cuando, enfrentarme a las cosas que menos soporto, esto me ayuda primero a entender las cosas desde el lado opuesto al que estoy, y segundo, a crear un mejor trabajo y estilo de vida.
Con el paso del tiempo he aprendido algo muy valioso de todo ello, he
convertido todas estas frustraciones en puntos de impulso sobre los cuales he
creado una ventaja competitiva.
· Perder el control sobre la situación.
· Esperar a que algo
suceda.
· Las personas que
hablan mucho.
· Ver como una
persona infravalora o denigra a otra.
· La situación fuerte
versus débil.
· Todo aquello que
atente contra el dominio de mi tiempo.
· Los ladrones de sueños.
· El destino.
· Profesores
acomodados.
· Los sistemas
duraderos.
· El modus operandi
“jornada de 8 horas” (o 10 o 12 horas si es el caso)
· Las excusas.
· El victimismo.
· Lamentaciones y
quejas.
· El sistema
educativo industrializado.
· Tener demasiado
éxito en algo.
· Estar quieto, no
avanzar, sentirme seguro y resguardado.
· Amar sin ser
correspondido.
· La mediocridad a la
que nos expone la televisión y el mercado masivo.
· La hipocresía de
las redes sociales.
· Las comparaciones.
Haz una lista con las
cosas que no soportas y trata de confrontarlas de manera ocasional, haz un
seguimiento de todo ello y verás cómo creces a la misma vez que tu
determinación se vuelve férrea, casi impenetrable.
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